Afronta los retos de la vida.

Hola,... Por supuesto que no he olvidado que estamos en un tiempo que la Iglesia nos prepara para que, desde nuestro interior, vivamos un camino de conversión.
Sabia es aquella persona que, reconociendo sus errores, pone “manos a la obra”; y conociendo sus virtudes logra que éstas alcancen el grado máximo.
Hace unos momentos, antes de ponerme a escribir estas líneas, estuve hablando con mi madre y, justo al colgar el teléfono, se me vino a la memoria una frase que ella usaba mucho, al igual que yo, de niño, escuché a muchas otras personas: “GUARDA PAN PARA MAYO”. Esa expresión explica que cada uno de nosotros debemos proveernos de lo necesario para afrontar los peligros de la vida... Es natural que la vida moderna conlleva a muchos peligros, muchas situaciones comprometedoras, muchos momentos verdaderamente angustiosos y aquí no es cuestión de bajarse del ómnibus y decir “ya no sigo el camino”, porque la vida continúa y en muchos casos es peor quedarse detenido ante los problemas, que avanzar en medio de la tormenta, pero sabiendo hacia dónde nos dirigimos.
Lee esta historia: En la Costa Atlántica de los Estados Unidos hay una zona destinada a la agricultura y en ella hay varios caseríos o granjas que se dedican al cultivo de los productos de “pan llevar” y de ganadería. Pero en esta zona, cercana al Océano Atlántico, hay fuertes ventoleras, las cuales pueden provocar destrucciones masivas como levantar tejados, arrastrar por kilómetros los fajos de hierba e, incluso, destruir los sembríos…
Un granjero había entrevistado a muchos jornaleros, pero poco era el tiempo que duraban en la granja por las inconveniencias climatológicas que allí se vivían. Un día se le acerca un hombre de baja estatura y de contextura delgada -pasados ya los cuarenta años-; cuando el granjero lo vio, le preguntó si tenía experiencia trabajando en granjas y esta fue la respuesta que le dio: “PUEDO DORMIR CUANDO EL VIENTO SOPLA”.
La verdad es que el granjero -como dicen- se quedó en la calle sin entender lo que esta frase significa, pero, como buena gente, le dijo a aquel diminuto y escuálido hombre: -Quédate a trabajar en la granja. El hombre era diligente, trabajaba bien, de sol a sol… y la verdad es que el granjero estaba encantado de su labor.
Un día sucedió algo terrible. Era de noche, el viento comenzó a soplar fuertemente, los árboles se batían llegando a resquebrajarse algunas ramas y en eso el granjero saltó de la cama, agarró su linterna y corrió hacia donde estaba su empleado; lo despertó gritándole: -Levántate, viene una tormenta, ata las cosas antes de que salgan volando.
El pequeño hombre se dio media vuelta en su cama y exclamó con firmeza: -Señor, yo le dije que “podía dormir cuando el viento sopla”.
La historia continúa y, tú y yo, nos comprometemos a encontrarnos el siguiente domingo en esta misma esquina.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana ¡Que Dios nos bendiga
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