ACTITUD


Hola... En infinidad de ocasiones he podido comparar gestos de grandeza realizados por seres humanos y todos ellos tienen, en la persona que los realiza, un común denominador al cual lo califico con una palabra: ACTITUD.
Hace algunos años una persona viajó a la ciudad de Calcuta, en este lugar vivió una experiencia y la contó de esta manera:
Me quedé mirando esos pobres cuerpos inermes: 80 hombres y 70 mujeres, algunos destruidos por la debilidad y otros devorados por la lepra. Después me acerqué al Ingeniero y le pregunté: -¿Por qué lo hace?, ¿acaso no tiene miedo a la lepra? El hombre me contestó: -San Francisco besó al leproso; yo solamente lo cuido.
La Madre Teresa de Calcuta con 900 HERMANAS y UN CENTENAR DE HERMANOS cuidan, con sulfas y vitaminas, a más de 8,000 leprosos en las avenidas y calles de Calcuta. Es difícil controlarlos -dice un hermano-, se cambian de una acera para otra y entonces se interrumpen las curaciones y, a veces, todo cuidado resulta inútil; es una gota en el mar lo que hacemos, sólo en la India hay 4 millones de leprosos.
En Calcuta está el Nirmal Hriday, fue fundado en el año 1972; hasta la fecha se han hospedado 27,000 moribundos, de ellos 14,000 se salvaron y pudieron emprender de nuevo sus vidas.
Te cuento que un día de mayo, en el que el calor era insoportable, una mujer, reducida a un bulto pequeño, deforme y maloliente, con un pobre cuerpo sin carnes -muy semejante a una radiografía-, fue llevada en ambulancia al Nirmal Hriday. La Madre Teresa, mientras lava delicadamente con agua desinfectando todo el cuerpo, invita a una Hermana que acuda con medicinas y a otra que le prepare un caldo tibio. La mujer se reanima, abre sus ojos y pregunta: -¿Por qué haces esto? La Madre Teresa de Calcuta le susurra al oído: -Porque te quiero. La mujer le toma la mano con gran esfuerzo: -Dímelo otra vez. -Te quiero, le repite con dulzura la Madre Teresa. La mujer se lo hizo repetir varias veces.
En la India se respeta y se ama a los animales; sin embargo, las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, en un basural de la ciudad, entre los deshechos encontraron gimiendo y llorando a una ancianita; cuando las Religiosas se le acercaron, la pobre anciana repetía una y varias veces: -¡Fue mi hijo quien me arrojó en este basural...! ¡Mi hijo, mi hijo...!
Para estas Fiestas Patrias una actitud en nuestros corazones: QUERER Y AMAR A LOS HOMBRES Y MUJERES DEL PERÚ.
Gracias por llegar hasta aquí. ¡Hasta la próxima semana! ¡Que Dios nos bendiga!

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