Tener un Poco de Fe

Hola... A partir de este momento y de manera especial durante este mes de julio, quiero honrar a la Patria demostrándote cuán grande y maravillosa es nuestra gente.
No está mal mirar allende nuestras fronteras y encontrar auténticos testimonios de vida de seres humanos que se han superado y pueden ser nuestros modelos, aprender de ellos lo que hicieron y escucharles lo que aprendieron de la vida.
Pero en este mes de julio quiero hablarte de un peruano como tú, se llama Ernesto. Cuando era aún un adolescente, gracias a la amistad que tenía con los hijos del Gerente de una gran empresa, ellos le hablaron a su papá y Ernesto logró trabajar en esta compañía. Su espíritu de superación lo llevó a ocupar puestos de responsabilidad y, por supuesto, ello conllevaba un buen ritmo de vida aparentemente, a la vez un espíritu de autosuficiencia. La empresa cerró de la noche a la mañana y Ernesto, como quien dice, se quedó casi en la calle. Esto no lo amedrentó y al poco tiempo ya trabajaba en una importante línea aérea; pero... escalones que en la vida uno tiene que subir y con ellos aprender a fortalecerse, también se encontró en la calle. Tuvieron que reducir su departamento a unos escasos metros cuadrados y éste se encontraba muy cerca de una Iglesia, a la cual Ernesto acudía con frecuencia, no para pedirle algo al Señor, sino para escucharle y sobre todo para recordar que, de niño y de adolescente, había recibido una formación religiosa en el prestigioso Colegio La Inmaculada, magistralmente dirigido por los Padres Jesuitas.
En uno de estos encuentros con el Señor tuvo una iluminación -llamémoslo así para no entrar en más detalles-; se levanta de la banca de la Iglesia, va a su casa y le dice a su esposa: -Ya sé lo que vamos a hacer. Fundaremos una empresa para brindar ayuda a aquellas personas que, como yo, de la noche a la mañana se queden sin trabajo y, por lo tanto, se queden “colgados” en la vida.
Y así fue, comenzaron a asesorar a algunas personas que conocían y hoy es una gran empresa multinacional en este rubro.
Ernesto me comentó que son varios años los que busca “levantar el ánimo” a quienes creen que lo han perdido todo y, de su historia que tiene varios más motivos para contarte, te diré un dato que no me sorprendió, pero estoy seguro que te puede ayudar mucho:
Mira Pablo -me dijo Ernesto- aquella persona que tiene un fondo de fe en su alma, es la que más rápido supera su crisis emocional y económica. Tiene donde asirse y desde allí, desde su fe, puede dar el impulso para volver a lograr el éxito.
Por si acaso, esta historia es real y tanto Ernesto como yo existimos.
Gracias por llegar hasta aquí. ¡Hasta la próxima semana! ¡Que Dios nos bendiga!

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