Hola... La mañana del jueves pasado me dirigí al parque donde siempre me encuentro con el “loco de la colina”. Durante la noche había caído una ligera llovizna que hacía del aire una sensación maravillosa para los pulmones, porque la percepción de limpio, a la hora de respirar, se suele notar después de haber llovido. Bien es verdad que hacía bastante frío, por lo que mi amigo y yo decidimos caminar por un paseo central que acaban de inaugurar en el parque.
Le conté a mi amigo la anécdota de aquel papá que se había quedado con su hijo de ocho años, solos en la casa, ya que la mamá había salido de compras. La verdad es que el papá quería ver un partido de fútbol, cosa que al niño no le preocupaba demasiado e insistía a su padre que jugase con él. Al señor se le ocurrió la brillante idea de llevarlo a su cuarto y sacar el rompecabezas, cuyo dibujo era el Mapamundi y estaba compuesto por cientos de figuritas; luego pensó: -Por lo menos va a tener dos horas de trabajo, con lo cual voy a poder ver, tranquilamente, el partido de fútbol. Esparció las figuras, inmediatamente el niño se puso manos a la obra y a los pocos minutos aparece con el Mapamundi construido. El padre sobresaltado le dijo: -Mira hijo, cualquiera se demora horas en construir el mundo. ¿Cómo lo has hecho? El niño sonriendo le dijo: -Papá, tengo un truco: En la parte de atrás de las piezas está el dibujo de un hombre, YO CONSTRUÍ AL HOMBRE Y SE COMPUSO EL MUNDO.
Mi amigo, el “loco de la colina”, se sonrió y me dijo: -Cuéntale esto a tus lectores: Un niño le preguntó a su padre: -¿Cuál es mi principio? y el papá, junto a la mamá, le dijo a su hijo: -Tu principio somos nosotros dos. Nos unimos por amor y de nuestra comunidad naciste tú. Quiero decir que nosotros dos estamos unidos en ti. Tú eres la expresión sensible y tangible de nuestra unión. Eres parte de nosotros mismos. Desde que tu mamá y yo nos conocimos y empezamos a tratarnos, ya pensábamos en ti. Eras nuestra ilusión, nuestra esperanza, expresión de nuestro amor... y esto hizo que cada uno de nosotros diera algo de sí para que existieras.
Caminamos un largo trecho pensando, ambos, en la historia que nos habíamos contado y el “loco de la colina” rompió el silencio para decirme: -Pablo, en el fondo los dos hemos dicho lo mismo; si queremos arreglar este mundo tenemos que comenzar a construir seres humanos que surjan del amor.
Cuando regresé a mi casa y me propuse poner por escrito esta experiencia, dudé si podría buscar y encontrar las palabras apropiadas para llevarte este mensaje. Pero tu inteligencia me tranquiliza porque sé que entenderás mucho más de aquello que yo pude escribir.
En este mes de julio quiero colaborar para hacer grande NUESTRO PERÚ.
Gracias por llegar hasta aquí. ¡Hasta la próxima semana! ¡Que Dios nos bendiga!
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