Carta del P. Martín Lasarte, Misionero en Angola.

Hola... A continuación quiero trasmitirte fielmente la carta del P. Martín Lasarte, Misionero que lleva veinte años en Angola y que se siente muy feliz y orgulloso de ser Sacerdote. Hace dos meses escribió esta carta a un periódico de Estados Unidos. Hasta la fecha no ha sido publicada. Dice en su carta:

“Me da un gran dolor que personas que deberían ser señales del amor de Dios, hayan sido un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto, todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños, serán siempre una prioridad absoluta.
Sin embargo, es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de Sacerdotes que se consuman por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo.

Pienso que a vuestro medio de información no le interese que yo haya tenido que transportar por caminos minados, en el año 2002, a muchos niños desnutridos, desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el Gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar a decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90,000 km2, así como la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos diez años a más de 110,000 niños”.
Por el espacio, sólo sustraigo algunos párrafos interesantísimos de la carta, enumerando el trabajo de Sacerdotes en la experiencia que él tiene desde hace veinte años en Angola. Sacerdotes en leproserías, hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños que sus padres fallecieron con Sida, en escuelas para los pobres, en centros de formación profesional y, sobre todo, en parroquias y misiones, dando motivación a la gente para vivir y para amar.
“No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote ‘normal’ en su día a día, en sus dificultades y alegrías, consumiendo sin ruido su vida a favor de la Comunidad que sirve. La verdad es que no nos preocupa ser noticia, sino simplemente llevar LA BUENA NOTICIA, esa noticia que sin ruido comenzó en la Noche de Pascua.

¡Qué gran verdad es esta!: HACE MÁS RUIDO UN ÁRBOL QUE CAE QUE UN BOSQUE QUE CRECE.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y ni de los Sacerdotes. El Sacerdote no es ni un héroe, ni un neurótico. Es un simple hombre que, con su humanidad, busca seguir a Jesús y servir a sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada creatura”.

Gracias por llegar hasta aquí. ¡Hasta la próxima semana! ¡Que Dios nos bendiga!

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